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El huevo duro, también llamado huevo cocido o huevo sancochado, es un huevo —por lo general de gallina— hervido, usualmente en una salmuera o agua hirviendo. El huevo mantiene su cáscara íntegra durante la cocción. Los huevos cocinados en agua sin su cáscara se conocen como huevos escalfados. Los huevos sobrecocidos muestran la clara en color blanco y la yema en color amarillo, completamente solidificados. De aquí viene la expresión «huevo duro». Los huevos cocidos se comen generalmente en Europa —más en el norte que en el sur— y América, así como en otras partes de Occidente. Generalmente, se consideran más fáciles de cocinar que otras formas de preparar huevos —como tortilla, escalfados, etc.—, y los huevos duros sobrecocidos son más fáciles de cocinar que los huevos ligeramente hervidos.
Los huevos son una fuente alimenticia rica en proteínas en la clara y de grasas en la yema, así como vitaminas en esta última. Su consumo es recomendable a cualquier edad, debiendo variar en función del resto de alimentos que compongan la dieta, los niveles de colesterol en sangre, actividad física, metabolismo, etc. Son cantidades aceptables e incluso recomendadas de 3 a 4 por semana para niños, y de 3 a 5 por semana para adultos. Respecto al aporte energético, un huevo duro aporta 80 calorías, aproximadamente, mientras que un huevo crudo aporta 100 calorías.